CONTADOR DE VISITAS

viernes, 9 de abril de 2010

La propaganda rosista


Probablemente fue cuando, en una de esas tardes de lluvia, leyendo "El Mundo", se le ocurrió al Líder controlar la publicidad Él también.
Es una estrategia maestra en cuanto al dominio de masas mediante esa técnica que se le da tan bien: el control de la mente humana. La publicidad ejerce en la sociedad contemporánea una influencia innombrable y El Líder, en su infinita grandeza e inteligencia, se dio cuenta de que no le correspondía a ese chiste que es nuestro gobierno actual, vergonzosamente dirigido por esa abominación de la naturaleza que es Jose Luis Rodríguez Zapatero, sino que era Él quien, por medio de mensajes subliminales, debía de someter a la sociedad a su control.
De modo que, como El Líder posee contactos en las más altas esferas del poder, contactó con un alto ejecutivo de las cadenas de información, y, a partir de ahí, comenzó a controlar gradualmente todo lo que era emitido por televisión. Fue entonces cuando empezamos a oír eso de la susodicha crisis que, magistralmente, coincidió con el desarrollo de la pandémica Gripe A, de modo que la población estuviera entretenida con algo y aterrorizada mediante el desarrollo de una paranoia mundial (qué grande El Líder; a ninguna de nuestras mentes se nos podría haber ocurrido un control tan impresionante, pues no poseemos una realidad mental tan elevada).
Esta publicidad está dirigida a las mentes débiles, es decir, a niños jóvenes e influenciables adolescentes, a los que es más fácil de imponer un patrón de comportamiento para que actúen de una manera determinada. Pero aquí no queda la cosa: El Líder no se conforma con esto (aunque es cierto que es previsor: estas mentes débiles serán los rosistas del mañana), Él va más allá y, dado que conoce que la gente adulta no diferencia mucho de un niño de cuatro años, también les entretiene con esos coches que les proporcionen una salida paras aliviar su angustia vital, o esos medicamentos mágicos que curan enfermedades de la noche a la mañana (¿Contendrán esos medicamentos sustancias que nos introduzcan los valores del régimen Rosistorial en la cabeza? (de nuevo: qué grande es El Líder)) y, de ese modo, también se asegura su control.
Otra admirable técnica es la divertirnos durante un par de semanas con una noticia (los recientes terremotos de Haití o Chile) y después no hablarnos más de eso, por lo que la gente da por supuesto que el problema ya no está allí. De este modo, al ofrecernos noticias parciales e información imperfecta se nos impone una adicción que nos obliga a seguir viendo esos rosistoriados telediarios para "estar al corriente de lo que pasa en el mundo."
De nuevo, alabemos al Líder por su sabia elección y, por supuesto, sigamos asimilando esas noticias que se nos ofrecen para estar más enterados que nadie de todo, sentirnos orgullosos y superiores por ello y, sobretodo, saber que El Líder está ya un poco más dentro de nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario